lunes, 21 de enero de 2019

CHIKILICUATRES


Es por pura coherencia. Viniendo como vengo de un barrio trabajador y de obreros siempre he sintonizado con los postulados de izquierdas. O más bien, con los que hoy se dan en conocer como socialdemócratas. Lo que pasa es que como votante he sido infiel porque más que premiar lo que he hecho ha sido castigar. Y así ha sido cómo me he deslizado por el tobogán que conduce hacia el centro.

Sucede que el hecho de que te falle un partido de izquierdas es como que lo haga un familiar: duele más porque de según quién no te esperas que te defraude. Por mis manos han pasado papeletas de IU (el de antes demasiado utópico), del PSOE (demasiado corrompido por el poder) e incluso de Podemos, demasiada cara la del coletas que lo representa al vender austeridad y después comprar opulencia (véase su caserón).

Así, en este viraje que inicié hasta la moderación me creí representado por UPyD, hasta que conocí de su sectarismo interno, y ahora estoy en la opción de Ciudadanos, de quien me he llegado a creer que vela en cada momento por los intereses del español y de ahí a sus giros continuos para pactar con la izquierda y la derecha, según convenga.



O, al menos, espero que sea así, que lo que estén primando en este movimiento 'veleta' -que diría Santiago Abascal- sea el bienestar del conjunto de la sociedad, porque es que esta ya es mi última apuesta. Aquí me planto. Partiendo de la base de que creo que jamás votaré al PP y ni mucho menos a VOX, del que sí me gusta la firmeza con que defiende sus planteamientos, si me falla Albert Rivera seguiré ejerciendo mi derecho al voto, pero ya jugando a perdedor. O a reírme de hasta lo que no debería. 

Porque si hubo un momento en que la España rancia pareció reivindicarse contra los intereses políticos que siempre priman en Eurovisión mandando como representante a Rodolfo Chikilicuatre, no pasaría nada que yo condenara el descrédito y despropósitos de los servidores políticos dando mi papeleta a 'Escaños en blanco', a 'Posi' o al 'Partido Pirata', por poner unos simples ejemplos. 



MIRADAS CON ALMA
Será porque estoy muy sensibilizado con el cáncer. O será porque algunas de sus canciones sonorizaron algunos de los momentos más sentidos de mi vida. Así que cuando hoy domingo encontré entre las actualizaciones de Instagram a Pau Donés me detuve de inmediato.
El cantante de Jarabe de Palo, pude comprobar, se ha convertido es uno de los rostros más populares de ‘Alma’: un programa de la Obra de la Caixa, con forma de red social, que ofrece apoyo y formación a familiares de personas con enfermedades avanzadas. Y es por ello por lo que acompasaba una ‘mirada con alma’ con un testimonio profundamente conmovedor sobre los “ídolos que nadie conoce” del hospital donde está siendo tratado:
Me alucinó encontrar gente que da tanto sin esperar nada a cambio. ¡Ellos te quieren antes de conocerte! Y luego empiezan a cuidarte. Pero, de saque, lo que hacen es transmitirte un amor que tú no esperas”.
 “El trabajo de una enfermera en una sección de oncología es tremendo. Es un trabajo que necesita de un nivel de generosidad, de un nivel de amor, de un nivel de entrega, de un nivel de dadivosidad que yo hacía muchos años que no lo percibía”, remataba el cantante mientras se me ponían los pelos de punta por estar removiendo algo que tengo muy interiorizado.
Yo, a diferencia del catalán, no tengo el ‘cangrejo’. Pero estoy enfermo. Y por fortuna, también he venido teniendo en mis cercanías a una enfermera. A una amiga
 Por eso, empaticé tantísimo con lo que Donés decía. Y por eso decidí cambiar el argumento de lo que tenía pensado escribir esta noche.



https://www.lavanguardia.com/vida/20180809/451250042241/los-idolos-que-nadie-conoce-brl.html
https://www.youtube.com/watch?v=C6W5rn_XomI

sábado, 19 de enero de 2019

LICENCIADOS EN GOLFERÍA


Hoy me ha sobrevenido uno de los últimos encabronamientos que me generan los llamados servidores públicos a cuenta de la convención que ha celebrado el Partido Popular.

Y todo, porque veo que ha existido unanimidad en apoyar al joven, guapo y apuesto nuevo presidente de la formación de Génova. Un cara, todo sea dicho, que responde al nombre de Pablo Casado y que quizás algún día sea el encargado de dirigir los designios de España aunque sea por mor de la triple alianza que estoy viendo que se va a formar por todas partes y que parece que va a tener una única VOX (la suma de la del PP, la de Ciudadanos y la propia de los auto-considerados reconquistadores de Andalucía).

Bien, decía que llamo cara, y también fresco, al tal Casado porque aparte de haber hecho una tesis que ha suscitado mil y una sospechas, lo cual ya me parece  bastante fuerte, el hombre asegura, y de hecho presume, que fue capaz de sacarse media carrera de su licenciatura de Derecho en un solo año, lo que supone todo un insulto a la inteligencia de cualquiera que haya pisado mínimamente una universidad.

 

La universidad que le expendió el título abrió una investigación que al poco cerró sin encontrar nada sospechoso, lo cual manda huevos. Pero es que ni el pueblo, y ni mucho menos los que le jaleaban hoy, han puesto el grito en el cielo. Y así, claro, luego no nos podremos quejar ni extrañar de que el susodicho pueda cometer otro tipo de tropelías al mando de esta nación, que para esas artes son también alumnos aventajados esta clase de rufianes.

Ahora bien, en ese más que posible supuesto, yo no le culparé a él y ni tan siquiera a los incautos que le hayan podido votar. No, yo miraré hacia dentro, por un mínimo de pudor y dignidad profesional. Y me plantearé cómo es posible que los medios hayan pasado tan de puntillas por esta fragante sinvergonzonería, de la que el pájaro ha salido indemne y con la reputación poco menos que intacta.

En serio. Es para que los periodistas nos lo hagamos mirar. Porque es que si no todos podremos ser considerados iguales de golfos. Licenciados en golfería, vaya.

viernes, 18 de enero de 2019

AIROSO ANTE LOS FRENTES


A la vista de cómo los elogios me acabaron afectando no tuve otra que darlos por mal recibidos.

-“Hay que seguir el método de ‘Fulano’”, dijo el director dirigiéndose a mí.
-“Es una persona que siempre se crece ante las adversidades”, añadió aquel buen hombre en relación a mi persona en otro momento de la reunión.

De una cita de la que desconocía su existencia hasta que la puerta se abrió y vi salir uno por uno a los más reconocidos periodistas de la empresa con cara de pocos amigos y miradas de cierto desprecio hacia mí.

Y yo, que no sabía de qué iba aquella vaina, me acojoné. Repasé lo que había publicado ese día y concluí que era imposible que alguno de los comparecientes en el cónclave se hubiera sentido molesto por algo de lo que yo había escrito porque en honor a la verdad lo que había hecho el día de anterior era un reportaje muy chulo en el que ni me metía con políticos ni con amigos de algún gerifalte. 


Pero eso, el que me hubiera quedado tan bien mi artículo, fue precisamente el origen del problema, según pude comprobar después. Porque lo cierto es que una vez más volvió a despertar la admiración de quien mandaba, lo  que no sentó nada bien a los auténticos pesos pesados de la información que habían sido convocados. A plumillas avalados por sus titulaciones y muy buena publicaciones, a profesionales con mayúsculas a los que pareció no entrar en la cabeza que casi un recién llegado como yo fuese puesto como ejemplo de algo. Y claro, ya fue cómo después llegaron los recelos y hasta los celos, que fueron mis grandes enemigos a lo largo de mi trayectoria profesional, dicho esto con humildad pero con absoluta franqueza.

Viene esto a colación porque es justo en estos precisos momentos que estoy viviendo ahora en los que ya he dejado de maldecir aquellas frases que tantos problemas, y zancadillas, me ocasionaron. Y todo, porque en este laberinto en el que me encuentro me consuela la posibilidad de que “mi método” me pueda ayudar a encontrar una salida. Tengo que demostrarme que puedo y que volveré a ser una persona que “siempre se crece ante las adversidades”


jueves, 17 de enero de 2019

LA COMPAÑÍA


Me resulta muy reconfortante levantarme por las mañanas, encender el ordenador y darme una pasada por Blogger antes de atender las otras cuestiones que ocuparán mí día. Principalmente, por los datos que me muestra el menú de administrador de este blog, que no son todo lo precisos que quisiera, pero sí al menos significativos y alentadores como para seguir dedicando media hora de mi tiempo diario a añadir actualizaciones.

Son muchas las razones que incentivan mi bienestar:

-La audiencia (que es siempre anónima) crece paulatinamente. De ‘Laberinto’ siempre dije que era un blog semi clandestino porque muy pocas personas, diría que seis o siete como mucho, conocen de su existencia por mí. Y a pesar de eso, el número de visitantes diarios es cada vez. ¿Por qué? Pues porque sencillamente se ha corrido la voz de que hay un espacio en internet que merece atención. ¿Fuiste tú quien le dijiste a otro: oye mira esto? Porque yo te puedo asegurar que no lo he promocionado, salvo en un foro y de eso ya hace mucho.




-La audiencia es muy fiel. Quien viene suele repetir, incluso a unas determinadas horas. Y si no lo hace a diario, cuando regresa se preocupa en repasar las entradas antiguas. Y eso puede ser síntoma de dos causas:
1. Interesa saber cómo estoy, lo cual denota preocupación y empatía (gracias).
2. Interesan los temas de que estoy hablando, lo que es señal de que sé entretener (gracias también).

-La audiencia es diversa.  Y esto es la manifestación de que entra gente de diversas partes del mundo (USA, Alemania, Canadá, España...) o de los dos puntos anteriores.  Me explico. Yo puedo ver también cuáles son los post más leídos aparte del inicial, que es el que puede salir por defecto al principio de la home (la primera página que ves nada más meterte en Laberinto). Y puedo decir que ahora mismo los otros cuatro más leídos han sido:

1. La degradación, que versa sobre los métodos que usaron para tirarme a la basura (tema personal).
2. Medios de comunicación y banderas, que trata sobre mi gremio (profesional).
3.Como la mafia, que es un caso similar al primero pero tiene tintes del segundo (personal/profesional).
4. Gracias, Alma, que trata sobre mi mejor amiga, una persona que veo que ha despertado cierto interés viendo los resultados de otros post  (personal).

-La audiencia lee cuando quiere desde donde quiere. Laberinto tiene entradas de ordenadores y de dispositivos móviles, lo que supone que no siempre es repasado en el mismo lugar. Aparte, las horas de entradas son diversas.  

-Y la audiencia permanece. A tenor siempre de los datos, el visitante no suele entrar y salir, sino que viene para leer algo que sabe que le puede volver a gustar (en el caso de los que repiten) o para probar algo que le acaba llamando la atención (el nuevo). Y esta conclusión la saco por el tiempo que suele durar cada visita, que no suele ser inferior a lo que se suele tardar en  leer un post y puede llegar incluso hasta la media hora (ha leído muchos).

Bueno, pues poder extraer conclusiones objetivas sobre todo esto me ha alegrado el día.  Un día, dicho sea de paso, de ciertos sinsabores porque no avanzo todo lo rápido que yo quisiera en los frentes que tengo abiertos y eso me genera ansiedad.

En cualquier caso, agradecido por vuestra compañía. Y que sepáis que si me visitáis porque estáis un poco enfermos como yo, que aquí El Loco soy yo (este es mi post favorito).  

SUEÑOS PARADISÍACOS


Acostumbrado como estoy a soñar con cosas absurdas pero desagradables o con algo más de lógica, pero igualmente irritantes, celebro haber amanecido en esta mañana de jueves después de que mi subconsciente haya recreado una situación más placentera mientras dormía.

Resulta que por una extraña razón que no consigo recordar me tocó un viaje a Taiwán. Y que una vez llevado a la isla era acomodado por el director del hotel ¡al aire libre! en el que iba a ser hospedado en una de las mejores ‘habitaciones’. Se trataba de una duna de arena que me situaba por encima de aquellas que alojaban al resto de clientes y que únicamente se componía de dos palmeras que servían para adecuar la hamaca en la que iba a poder descansar. Y desde la que se oteaba una playa paradisíaca, con aguas de color turquesa y limitada por arena muy fina. La pena fue que el viaje era fugaz y que a las horas ya estaba en mi casa, donde pensaba presumir de la única foto que había hecho y que ni siquiera tuve tiempo a subir a la red de Instagram.




Me quedaba un poco con la miel en los labios, es cierto, pero cuando desperté tuve mucho mejor sensación que en esas otras ocasiones  en las que era protagonista, o espectador privilegiado, de situaciones mucho menos reconfortantes, más atroces. Y es que mientras trataba de descansar he llegado a soñar cómo el mismísimo Adolf Hitler ajusticiaba a una persona con su pistola a un solo palmo de mí.  Que es algo que te deja el cuerpo, y te hace levantarte de la cama, como ya vosotros podéis imaginar.

Total, que tan liberado me he sentido que nada más ponerme a funcionar he buscado el significado de este sueño por internet:

“Soñar con una playa paradisíaca propia de una postal de vacaciones quiere decir que eres una buena persona. La presencia del agua cristalina y la blanca arena demuestran tu pureza a la hora de relacionarte. No te gustan los prejuicios y sabes encontrar el encanto de cada persona nada más mirarla, aunque nunca utilizas tus impresiones sin antes corroborarlas. Esto es bastante positivo aunque es cierto que esa bondad te convierten en un objetivo ideal para personas que no toleran a la gente como tú. Ve con cuidado, aunque gracias a tu carácter, tus amigos no podrían ser más fieles”.

Bueno, pues encima ya sé que soy buena persona. Y que tengo amigos (realmente pocos de verdad) que no podrían ser más fieles. Pues mejor todavía. 

miércoles, 16 de enero de 2019

MI HOMENAJE


Hoy se cumplen dos años desde que nos dejara mi suegro. El suegro que todo hombre quisiera tener. Aquejado de una penosa enfermedad que convirtió en un tormento los últimos capítulos de su vida, pudo descansar en paz mientras dejaba una huella imborrable entre todos cuantos lo conocimos. Entre aquellos que supimos de su bondad, de su sencillez, su prudencia y sus largos silencios.

Tengo una anécdota maravillosa que resume a la perfección de quien se trataba este buen hombre. Este señor que lo era de su casa (y de su familia) y que me acogió con los brazos abiertos pese a que llegué para llevarme a su "grande". 

Resulta que a los pocos días de comprarme mi flamante coche de segunda mano me lo llevé al sitio en el que trabajaba. Y resulta que a la salida de una larga jornada laboral una compañera me pidió que la llevara a casa, con tan mala fortuna que tras acceder a su pretensión la batería del Seat se descargó al parar en un semáforo en rojo. Y allí que me quedé clavado yo, con mi vehículo recién ‘estrenado’ y una señorita en minifalda a la una de la madrugada de un lunes cualquiera. Casi nada.

O, mejor dicho, nada. Porque yo de coches, tieso. Y ya de baterías menos todavía. Pero es que encima, tan pegado estaba yo como conductor que ni se me ocurrió llamar al seguro, que lo tenía pagado. Tela. Por si fuera poco, el mecánico que había hecho de mediador en la venta, primo de mi mujer, con el móvil apagado. Y claro, yo me quería morir en aquella carretera de Aragón que era tan larga que ni se le veía el final.



Total, que tras darle muchas vueltas a la cabeza, el remedio fue pedir auxilio a mi suegro por medio de la hija, a la que expliqué la situación con todo lujo de detalles (sic). Y así hasta que al rato apareció el hombre, que no sólo me sacó del apuro sino que asumió el problema con total naturalidad y jamás me dijo nada de la compañía. Ni una mala cara, ni una indirecta y ni un comentario. Bien, pues como esa podría contar varias más.

Por eso que no le extrañe a nadie que lo quisiera tanto o que deseara con todas mis fuerzas que como hizo con su hija le hubiese transferido por genética a la mía algo de su forma de ser. O incluso, que me pese como una auténtica losa el no haber estado a la altura cuando se fue apagando poco a poco. Hablamos de mediados de 2016 y yo ya estaba atrapado por mi problemática laboral, por los puteos que dieron paso a la ansiedad y el trastorno depresivo. Al estar ausente cuando quizás se hubiera necesitado de mi ayuda con él. 

No es excusa, lo sé. Pero al menos me queda la tranquilidad de haberle tratado con anterioridad tan bien como se merecía. Me ganó, me tuvo y le dí todo cuanto pude (sin que pidiera nada) porque lo único que recibí de él fueron estímulos positivos. Eso fue lo que le bastó conmigo a este gran ser humano. 

Por eso, en este que se trata del post número cincuenta del blog, no encuentro mejor motivo que rendirle un pequeño homenaje. Tu yerno y tu nieta te quieren.