Se acaba el gratis total en los periódicos digitales. O así, al menos, lo anunciaba el otro día a bombo y
platillo EL ESPAÑOL, quien comprobarán que se expresaba en términos absolutos
por mucho que la generalización fuera inexacta. Medios como OKDIARIO o LIBERTAD DIGITAL siempre
tendrán a bien 'regalarnos' las sesgadas, o pretenciosas, informaciones que elaboran cada día para 'de paso' condicionar, y orientar, al lector poco crítico. Y será así, ya lo verán, como los intereses políticos siempre le echarán una mano a la gratuidad en
prensa.
Pero aun dando por buena la
información del medio que dirige Pedro Jota Ramírez, que quiere vivir precisamente de las suscripciones para “ser independiente” mientras besuquea los postulados liberales y conservadores, el plan de los ‘gurús’ de la
información me plantea serias dudas.
Y esto, en base a mi propia
experiencia, queda argumentado de la siguiente manera:
Si el costo de la vida sube otra vez y el español de a pié, cada
vez con sueldos más contenidos, ya ha demostrado que necesita emplear el euro
del diario en adquirir la barra de pan –de ahí a la paulatina pérdida de ventas
de periódicos y, por consiguiente, de ingresos en publicidad– no me acabo de
creer que los 50 o los 60 céntimos que puede llegar a costar una única noticia no vayan a ser
destinados a poder seguir engordando la cesta de la compra. Máxime, insisto, porque
siempre habrá alguien dispuesto a darte el mismo contenido, o parecido, a coste cero. Y
porque es que encima la cuestión de leer está pasando a un segundo plano, por simple imperativo existencial. Las
jornadas laborales cada vez son más exigentes, y el tiempo libre que le queda a la gente es residual descontando también las obligaciones familiares o personales. Y, claro, así nos viene incluso bien tener que conformarnos con sólo poder leer los titulares, que es lo que quedaría gratis en las noticias más sabrosas.
Pero es que aparte no
puedes vender lo que antes dabas gratis o lo que no tiene suficiente calidad. Y es que rara vez el producto
suele ser lo suficientemente bueno como para comercializarlo si ahora a los periodistas se les impone que hagan el trabajo que antes cumplimentaban tres o si prevalece la dictadura de la producción al peso (rellenar páginas de manera diaria para poder justificar el sueldo). Es la lógica
de las redacciones raquíticas (y mal llamadas rentables): todo el mundo está a ‘jopo’
y los periodistas que tienen el suficiente talento y el olfato para iniciar y profundizar en
investigaciones lo que no tienen es ni margen ni tiempo o el reconocimiento y el respaldo necesario. Sobre todo, en los
medios locales. Por eso, el nivel de la información puesta a la venta, siempre según mi tesis, va a carecer generalmente del nivel suficiente como para generar hábito de compra.
Así, puedo concluir que si
alguien encuentra a una persona que adquiere regularmente prensa por internet, que
me lo traiga. Porque eso sí será una verdadera noticia y hará hasta que me vuelva a plantear mi permanencia en este sector tan castigado por mediocres e ineptos.
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