viernes, 7 de diciembre de 2018

TE TENGO AQUÍ


No tengo palabras para agradecer el apoyo incondicional que en este duro trance he venido recibiendo de mi mujer. De la compañera de viaje, confidente, amante y amiga  que incorporé a mi vida hace casi ya dieciséis años.

Ella, más que nadie, sufrió mis ausencias, mis cambios de humor y, sobre todo, mi entrega incondicional al trabajo sin poner la más mínima objeción, siendo consciente que mi pasión me hacía desembocar en diferentes puertos.



Y ella más que nadie ha sido un firme respaldo, una palabra de ánimo y un infinito cargamento de comprensión desde que comenzaron a venir mal dadas. Al punto de que fue ella la que más me animó a que diera fin a la problemática en la que me encontraba denunciándola en un juzgado. Posiblemente más que a mí le dolió que  no me quisieran dar audiencia para comentar el estado depresivo en el que me encontraba, y me sigo encontrando, y eso justifica en parte que ella entendiese que yéndonos al juzgado quedáramos abocados a cierta  inestabilidad,  pues así lo que ponía era un punto y aparte. De hecho, desde que lo hice no hubo ni un solo lamento o reproche por su parte, lo que es muy agradecer dado que encima hace poco somos padres.

Por eso, por todo lo que me ha dado, y por todo lo que sé que me dará, es de justicia que el protagonismo sólo fuera hoy para ella. Te quiero y te tengo aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario