La doctora que me trata dice
que ya es un avance que sienta estar viviendo en una especie de montaña rusa.
Que un día pueda sentirme muy bien y al poco muy mal como consecuencia -entre
otras cosas- de todo el tiempo que tengo para pensar y calentarme la cabeza.
Pero es que ahora, para rizar más el rizo, lo que siento es necesidad de darle
más trabajo a la ‘pelota’. Porque lo cierto es que de a un tiempo a esta parte
lo que me pide el cuerpo es que me trague la tierra. Y así tener tiempo para
pensar y replantearme muchas cosas.
Cuando estoy poniendo todas
los espartos para salir del hoyo profesional en el que me encuentro vienen y me
asaltan nuevas dudas, pero de otra índole. Y como siempre hago, o al menos lo intento, lo que me
planteo es coger el toro por los cuernos e intentar zanjar el problema. El primer paso será un fugaz cambio de aires contando con que ni mi mujer ni mi hija me pondrán pegas.
Por momentos, me miro y lamento
lo que veo. Con lo que he llegado a ser me encuentro horrendo metido en este laberinto.
E incluso casi solo, desamparado, cuando antes era al revés y (sin pretenderlo)
obligaba a mucha gente a llamarme varias veces para por poder contactar conmigo. Eso sí, que no vaya esta revelación
en menoscabo de los que me han cogido de la mano. A ellos, trasladarles mi
profundo agradecimiento. Y recordarles que jamás olvidaré su apoyo, que les devolveré cuando lo necesiten. Pero reconocerles también que
seguiré buscando aliados para descargarles de la tarea de evadirme, que es algo
que reconozco que necesito aunque me toque un pelín el orgullo. O un mucho.
Porque, al final, te sientes una carga.
Me conozco. He sido y estoy seguro que volveré a ser, aunque sea en la tarea de recoger cartones. Que no será eso. Tengo capacidades y confío en mis posibilidades porque de más gordas he salido. Y eso me llevará también a recuperar la seguridad de la que siempre pude presumir. La que incluso provocó en mí un magnetismo que me hacía resultar el tipo majete, bien parecido y de ideas claras al que bastante gente quería acercarse, fueran ellos o ellas con todo tipo de intenciones.
Me conozco. He sido y estoy seguro que volveré a ser, aunque sea en la tarea de recoger cartones. Que no será eso. Tengo capacidades y confío en mis posibilidades porque de más gordas he salido. Y eso me llevará también a recuperar la seguridad de la que siempre pude presumir. La que incluso provocó en mí un magnetismo que me hacía resultar el tipo majete, bien parecido y de ideas claras al que bastante gente quería acercarse, fueran ellos o ellas con todo tipo de intenciones.
Por lo pronto, y a la espera
de ese momento, necesito espacio. Y aprender a salirme de mi línea actual. Sí o sí. Será
eso o será la nada. La que puedo liar puede ser importante.
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